La muerte es un suceso inevitable. Damen Hathaway.

miércoles, 27 de julio de 2011

15. Alas (Primera Parte)

Narrado por Camira.

Tengo miedo. Miedo de caer, miedo de volar, miedo incluso de pisar el suelo bajo mis pies. Es una sensación que me invade desde hace aproximadamente una semana, y me aterra que pueda crecer. Además, no sé exactamente quién soy, si estoy muerta o en realidad no. Pero lo que hace que mi corazón corra despavorido, es el hecho de que extraño a Leo; eso es lo que más me horroriza.
Volví mi cabeza hacia la puerta en cuanto ésta se abrió. Por ella entró Gio con una bandeja de comida. Me sonrió y yo no tuve otra alternativa más que devolverle el gesto.
–¿Estás bien? –preguntó.
Asentí y me levanté de la cama para acercarme al escritorio donde había puesto mi cena.
–Ya se están preguntando por qué no has salido de la habitación.
–¿Qué les has dicho? –inquirí antes de meterme a la boca un pedazo de mi torta de huevo.
–Que aún te estás recuperando, pero comienzan a sospechar. Al menos Ginna lo hace. Creo que te culpa porque Leonardo se haya ido.
Gio me había contado que Leo y Ginna eran medios-hermanos. Era por eso que ella me odiaba tanto, aunque también tenía que ver que yo había sido la causante de que mataran a mi padre. Creo que yo también me odiaba un poco por ello.
–¿Crees que la nota tenía que ver algo con lo que me está sucediendo? –curioseé.
Gio suspiró y fue a sentarse en mi cama mientras yo comía.
–No lo sé. Pero estoy segura de que esto no es algo común entre los ángeles –respondió–. Tal vez te están dando una segunda oportunidad –agregó después de unos segundos.
Miré el suelo y seguí masticando.
–Tal vez –coincidí.
–¿Has intentado ver tus alas?
Lo pensé durante unos segundos.
–No sé si en realidad tengo unas –admití.
Gio frunció el entrecejo y luego una sonrisa nació en su rostro. Se levantó de la cama y se acercó a mí. Vio mi plato vacío y tomó mi mano para después jalarme hasta la puerta y salir de la habitación.
–¿Qué sucede? –le pregunté susurrando y tratando soltar mi mano de la suya. Un esfuerzo inútil ya que él era más fuerte que yo–. ¿Por qué me sacaste de allá? ¿No habíamos acordado que me quedaría dentro para que nadie supiera el tema de muerta-viva?
Él no respondió, sólo siguió corriendo por los pasillos de Klair y arrastrándome detrás de él.
–¿Adónde vamos? –volví a intentar.
–¡Cállate y vive, Camira! –gritó haciéndose el enojado por mis preguntas pero al final de la frase, una risotada se le escapó de la boca. No pude evitar sonreír también.
Sin embargo, la sonrisa desapareció cuando nos encontramos frente a las dos grandes puertas que marcaban la salida de Klair.
–¿Qué hacemos aquí? –inquirí con expresión seria.
–Exploraremos quién eres –contestó dejando mi mano libre. Mi piel extrañó su contacto.
Lo miré sin entender.
–¿A qué te refieres?
–Sígueme –dijo únicamente.
Empujó las puertas y éstas se abrieron silenciosamente. Gio se perdió en la oscuridad del túnel mientras yo me quedaba rezagada, sin poder hacer que mis pies dieran un paso. Había algo que me aterraba acerca de salir.
Miedo de caer, miedo de volar, miedo incluso de pisar el suelo bajo mis pies.
–¡Vamos, Camira! –escuché desde la penumbra.
Suspiré y con los nervios de punta, me adentré en las sombras.
Intenté buscar a Gio pero no lo encontré por ninguna parte.
Antes había estado en aquel lugar. Había entrado por primera vez a Klair por ahí, aún cuando era demasiado pequeña como para recordarlo y mi madre me había traído tratando de encontrar un sitio donde pudiera estar a salvo. Luego había vuelto hacía unos meses, escoltada por Gio. Y más tarde, cuando pretendí huir de el hecho de que Leo me había mentido al hacerme creer que había muerto.
Irónico, pensé, es exactamente lo que estoy haciendo yo ahora.
Tanteé la oscuridad buscando la pared y mis dedos se mojaron por la humedad cuando la toqué. Entonces me dejé guiar por ella, siguiendo el camino por el que había ido Gio. El alivio me embargó cuando vi una luz que no podía ser más que la que se colaba por el alcantarillado por el que se entraba a Klair; ahí me esperaba Gio con una sonrisa.
–Te tardaste –se mofó.
–No tengo tu vista, ni tu velocidad, supongo que hice mi mejor esfuerzo –le respondí molesta porque me haya dejado sola, queriendo que lo siguiera.
–Lo siento –se disculpó–, pero sé que me perdonarás cuando veas a dónde vamos.
Levanté una ceja y me crucé de brazos. Pruébame, pensé.
–Vamos –me animó.
Vi cómo quitaba la tapa del desagüe y se preparaba para saltar. Al segundo siguiente lo miré hacia arriba. Él se cruzó de brazos y movió la cabeza hacia a un lado, claramente refiriéndose a que me esperaba allá arriba.
–Ha. ¿Quieres que salté? –pregunté atónita, descruzándome de brazos.
Gio largó una carcajada pero asintió. Entonces alcancé a ver por el rabillo del ojo algo moverse al otro lado del túnel, más allá de la tapa de la alcantarilla. Ahora que lo pensaba, nunca antes había ido hacia el otro lado. Me quedé mirando aquel lugar intentando ver qué había sido, pero al verificar, el silencio me devolvió la mirada y la oscuridad se quedó quieta.
Te estás volviendo paranoica, me dije a mí misma. No hay nada ahí.
Suspiré tratando de calmarme y miré a Gio.
–¡Concéntrate! –gritó.
Yo puedo, yo puedo, me repetí. Sólo tengo que saltar.
Y lo hice; salté y probé la velocidad y el aire a mí alrededor.
Sentí la adrenalina correr por mis venas. Fue mejor que la sensación del viento golpeando tu cara, mejor que ganar la lotería, mejor que ir en la montaña rusa más rápida del mundo. Fue mejor que todo lo que había hecho antes en mi vida.
–Fue asombroso –comenté cuando estuve al lado de Gio, quien me miraba con una extraña sonrisa en el rostro.
–Me alegra que te haya gustado.
–¿Gustado? Fue fantástico. Fue total y absolutamente fantástico –dije gesticulando con las manos. Estaba fuera de mí. Tan sólo quería sentir aquello de nuevo. Él rió.
–Esto te gustará también entonces –aseguró mientras comenzaba a caminar por la calle.
Fue ahí cuando reparé que todo estaba en silencio. Las calles estaban desiertas mientras transitábamos por ellas y las luces de las casas estaban apagadas a excepción de unas cuantas donde se oía un televisor prendido. Estaba oscuro y la luna se posaba sobre nuestra cabeza, mirándonos con un único ojo. Las aves nocturnas cantaban y era la primera vez que reparaba en ellas. Quizá antes había habido mucho ruido o ellas habían cantado demasiado bajo.
–Debe haber algún punto donde te cruzas entre los ángeles y los humanos, a pesar de ser hija de dos ángeles –dijo Gio con emoción. Parecía un niño al que le acababan de regalar algo y estaba descubriendo qué era–. Porque pudiste saltar a esa velocidad –exclamó volteando a verme.
Eres una Año Bisiesto, recordé las palabras de mi padre en el sueño.
–¿Crees que en serio tengo alas? –Está bien, lo admito. Yo estaba igual que él de emocionada; tal vez más.
–¿Creerlo? Estoy seguro –dijo sonriendo.
Asentí, frunciendo el entrecejo. Me concentré en escuchar nuestras pisadas al tiempo que caminábamos.
–Llegamos –dijo después de que perdiera la cuenta de los minutos que llevábamos andando. Levanté la vista y me encontré con algo fantástico.
Los árboles estaban perdiendo su follaje y el suelo era una mezcla de dorado, rojo y naranja. Era hermoso. Había farolas encendidas a lo largo del parque, iluminando la noche. Todas parecían haber sido encendidas una por una, como en el pasado que un hombre pasaba a prenderlas por las tardes, antes de que anocheciera y todo estuviera demasiado oscuro como para ser seguro. Había bancas pintadas de verde también. Y a lo lejos, había una pareja sentada, riéndose.
El recuerdo me golpeó de frente y no tuve la fuerza ni las ganas necesarias para ahuyentarlo.

En ese entonces, yo tenía quince años y Leo se mantenía en sus eternos veintiuno. Yo tenía una vaga idea de por qué era así pero nunca me atreví a preguntarle de verdad, sentía que de algún modo le dolía contar su historia. La gente pensaba que él era mi hermano mayor, y durante los años de mi infancia había sido así para mí, pero conforme crecía dejé de verlo como un hermano. Sabía que él no iba a envejecer y que yo sí, así que un día lo alcanzaría y tenía la esperanza de que él me amara tanto como yo a él para convertirme en lo que él era y poder estar juntos por siempre. Era muy joven y mis ideas del mundo se reducían a los cuentos de hadas, y las personas que nos perseguían sólo ayudaban a alimentar mi imaginación. Ahora sabía que esas personas eran ángeles y que Leo era uno de ellos.
Habíamos estado caminando por el Hyde Park en Londres hasta que nos cansamos y nos sentamos en el pasto a descansar mientras veíamos las fuentes. Esa vez fue cuando me dio mi primer beso.
–Camira… –susurró.
–¿Qué pasa? –pregunté preocupada, y al verlo acercarse a mi rostro, mi corazón comenzó a martillearme el pecho–. Leo… –Y entonces sus labios habían empezado a rozar los míos.
Era un beso exigente. Era como todas las veces que había querido que esto pasara multiplicado por mil, un millón o incluso el infinito. Era como todo lo que habíamos pedido hecho realidad.
Sus labios junto a los míos, era una sensación que nunca olvidaría.
Después de un rato nos separamos debido a que necesitábamos respirar.
–Wow –dije.
–Wow –secundó Leo.
Yo miraba el suelo, con las mejillas sonrosadas y los labios hinchados, intentando calmar mi respiración. Pero entonces unas inmensas ganas de ver sus ojos, de ver su reacción, me atravesaron, haciendo que levantara la vista hacia él. Mi corazón paró un segundo al ver su expresión. Sus ojos brillaban con algo desconocido pero que hacía que mi felicidad rayara más allá de los límites permitidos, su boca estaba curvada hacia arriba en una ligera sonrisa que combinaba a la perfección con sus labios rojos. Las comisuras de mis labios se elevaron instintivamente.

–¡Camira! –exclamó una voz que me trajo de vuelta al presente.
–Lo-lo siento –me disculpé–. Y-yo estaba… amm… –Suspiré y me limité a decir–: Lo siento.
–¿Estás bien? –me preguntó Gio extrañado.
–Sí, sólo me perdí en mis pensamientos. Lo siento, de verdad.
–¿Leo? –tanteó.
Me quedé callada y él apretó los dientes, luego suspiró y metió las manos en sus bolsillos.
–No importa. Ven, vamos.
Levantó la mano hacia mí en un acto reflejo pero no llegó a tocarme sino que se detuvo a unos centímetros de la mía y volvió a bajarla. Dio media vuelta y caminó hacia la derecha, lejos del parque.
–¿Cómo? ¿A dónde vas? ¿No lo haremos en el parque? –pregunté atónita al ver que se marchaba en dirección al bosque.
Volteó a verme.
–Hay muchas respuestas indebidas para esa pregunta, Camira… –contestó haciendo que una sonrisa apareciera en su rostro. Mi corazón hubiera dado un vuelco de haber seguido latiendo.
Noté cómo mis mejillas se pintaban de un rojo intenso y miré mis pies avergonzada. Pero me alegré de que su humor hubiera vuelto y no estuviera distante de nuevo.
–… pero me las guardaré –agregó parando de reír al ver que me había sonrojado y que veía fijamente el suelo, pero aún mantenía su tono divertido cuando dijo–: Hay gente en el parque, podrían vernos. No deberíamos arriesgarnos.
Me sentí tonta ante la obviedad de su explicación.
–Cierto. Vamos –musité aún hecha un tomate.
Me dirigí al bosque a toda prisa evitando que me viera la cara y al poco rato sentí sus pasos detrás de mí.


Bueno, como el capítulo está largo y me he tardado bastantito en escribirlo, así que decidí subir la primera parte y en unos días subiré la segunda.
Uff, ahora sí las cosas se ponen interesantosas (xD). Se preguntaran, ¿qué rayos es una año bisiesto? Bueno, les explico. Un/una año bisiesto, es aquel/aquella que... Bip Bip ¡Se corta la señal! ¡Tendrán que descubrirlo en los siguientes caps! (La imagen de la cabecera del blog les dará una pista)
............. xD
Me tardé muchísimo en escribirlo, y es que había tenido todos estos días libres por las vacaciones (¡Yay!) y pues la flojera me invade por estas fechas xD Pero comencé a escribir este capítulo y como que no me convencía mucho y lo eliminé y volví a empezar, y entonces me clavé pero de repente se me iba la inspiración (pienso que también anda de vacaciones xD) y paraba dejándolo varado. Más tarde o al día siguiente le seguía y entonces ayer y hoy las ideas llegaron solas así que me lancé a escribir y ya no lo dejé hasta hace unas horas que lo terminé, pero todavía faltaba corregirlo y tenía hambre xD así que cuando mi mamá llegó con pizza nada más cerré la compu y me olvidé (u.u) pero volví más tarde, lo revisé, lo corregí y todo ¡y aquí está!
Ok, ya me voy, ya fue demasiada charla. Espero les guste(:

Adiós,
Anna

P. D. La historia se llama Año Bisiesto y no Be True To Yourself -.-' Sólo se me hizo un buen título para el blog porque al principio el url del blog se iba a llamar así pero luego opté por "be yourself and forget the world" para el link. Be True To Yourself significa Sé Fiel a Ti Mismo. Y Be Yourself And Forget The World es Sé Tú Mismo y Olvídate Del Mundo.
Sólo lo quería aclarar porque hace unos meses me nominaron para unos premios (creo que saqué el tercer lugar pero no lo sé porque la chava del blog no pudo subir por asuntos personales y dijo que en unos meses regresaría) y mi historia la pusieron con el nombre "Be True To Yourself" y en realidad se llama "Año Bisiesto". Pero bueno, no estoy enojada o algo pero sólo les digo(: Ahora sí, adiós.

4 comentarios:

  1. Anna!
    yo si sé lo que es un año bisiesto, pero no lo dire jajaja asi nadie sabra y lo descubriran con la historia (? jajaja
    me muero de ganas por seguir leyendo!

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  2. Wow!! El cap fue laargo :D y eso que solo era la primera parte! Adoro los caps largos!! :( Pero me dejan con mas intriga jajajaja
    "Miedo de caer, miedo de volar, miedo incluso de pisar el suelo bajo mis pies", me gusto esa frase! Me senti comprendida, creo :P
    La parte en la que Leo y Camira se besan es tan romantica y tierna! La adore!! :) Lastima que solo fuera un recuerdo... Me gustaria que Leo estuviera con ella, a veces... Tal vez ellos juntos harian linda pareja!
    Aunque dejarian a Gio de lado... Tal vez el sea mejor para ella!
    Que iran a hacer en el bosque?? Van a volar!? En serio ella tiene alas?? Espero que si!
    Y que es una año bisiesto?!? Eso es lo que mas me intriga... Supongo que: alguien que nace el 29 de febrero XD pero... que pasa si eres una año bisiesto??
    Como siempre, me dejaste intrigada :P
    Espero el proximo capitulo a ver si averiguo algo!
    Mariu :D

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  3. Hola Anna!
    Soy Dany... XD aún te acuerdas de mi, verdad? Jajaja Estas perdida u-u o bueno, yo
    sorry x no haberme pasado antes, pero entre las clases, los examenes finales, mi tiempo "libre", y todo casi ni he entrado en blogger! :S
    Además de que he cambiado de user en mi computadora ( olvidé la contraseña de mi usuario xD ) y en este user no tengo los links de los blogs que sigo :/ así que se me hace un poquito complicado encontrar los blogs :S
    Pero aquí estoy de nuevo! :)
    Y no has publicado :/ jajaja bueno, vi que tienes nuevos blogs! :) Me pasaré por allí!
    ;)

    KiSsEs, Dany!

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  4. Hola! No se si me recuerdas, soy Laura o Leesa, de Aura Azul, solo queria decirte que después de tanto tiempo voy a volver a publicar A Dos Pasos del Infierno en mi blog, ¡besos!

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